El Domingo pasado fue un nuevo día del padre, y soy reiterativo al decir que no creo en los "día de", de la misma forma en que soy reiterativo diciendo que desde hace unos años es un día diferente.
Este fue tan simple como lindo, adjetivos que no de casualidad aparecen juntos de forma continua, por más que el devenir del mundo nos quiera hacer creer que no es así y que la belleza sea un proceso cada día más rebuscado de cristalizar.
Amanecer con besos de las chicas y desayunar con ellas estrenando la nueva cámara de fotos (al fin!). Almorzar con tooooooooda la familia, todos los padres incluídos. Tarde de padre con la gorda y Ezequiel, uno de mis sobrinos, en el Parque Rodó haciendo un poco de juegos extremos, como lo atestiguan las imágenes.


Reconozco que el promedio de edad en las tacitas era de 5 años si no me cuento a mi mismo, lo que no fue impedimento para que haya el que más cerca estuvo de vomitar en la vuelta... Definitivamente las cosas que giran no son para mi!
Simplemente gracias!