28.8.07

Saber y no saber

Pensaba que siempre entre saber y no saber iba a elegir saber. Que siempre iba a ser lo mejor. Así andaba por la vida, buscando, leyendo, preguntando y volviendoa buscar. Así andaba, convencido de lo poco que sabía y convencido de querer saber más.
Nunca me puse a pensar demasiado en esto. Me era natural. Hasta ahora.
Ahora me encontré con cosas que no quiero saber y me cuestioné si esto estaba bien: quería saber por qué no quiero saber.

Para empezar traté de ir a la raíz, ¿por qué siempre querer saber? Seguí el camino de las palabras: de saber a conocer, y de conocer (dejemos de lado el punto 6... ;)) al ejercicio de las facultades intelectuales. Pero, ¿las facultades intelectuales por la intelectualidad misma?
Quiero creer que mis ganas de saber tienen un trasfondo más allá de la intelectualidad, y dejando de lado el objetivo básico de la supervivencia (desde saber cruzar la calle hasta saber analizar un problema y encontrarle una solución informática).

Pienso en dos respuestas para esas ganas de saber: la cultura y la conciencia.
Abonar la cultura para desarrollar ese juicio crítico que nos pone un escalón arriba de unas simples marionetas que se dejan llevar por la corriente, tiene que ser un objetivo, un fin. Al menos lo es para mi. Pero no veo por qué querer dejar de saber algo en el sentido de dejar de cultivar...
Por el otro camino creo llegar a una respuesta: saber nos hace tomar conciencia de las cosas y necesariamente, salvo nuestras hipocresías y nuestos miedos, encararlas. Hasta acá llego: me da miedo saber algunas cosas porque me da miedo encararlas. Creo que ya se por qué no quiero saber...

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