A veces pienso que las sombras no son sombras, porque la luz, por más grande y opaco que sea su adversario, termina venciendo y filtrándose en alguna medida.
La verdadera sombra es ese lugar del universo donde la luz se detiene por completo. La verdadera sombra nace, ahí donde nada puede nacer.
En ese lugar no hay nada. No puede haberlo. En ese lugar ni siquiera hay tiempo: la luz llegaría tarde o temprano. La nada más absoluta. La nada incambiable por falta de tiempo. La nada inaccesible por falta de espacio.
A veces siento que conozco ese lugar, que la luz me dio a conocer el secreto de su verdugo. Siento que todos conocemos ese lugar aunque no lleguemos a alcanzar su conciencia. Se parece demasiado a ese secreto callejón de nuestra alma, donde corremos a ocultarnos de nuestras sombras...
16.3.08
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