Con los fríos de este año empezó mi año 28 de vida. Habitualmente digo que no creo en los "día de", lo incluye los cumpleaños, pero este año admito que, como casi siempre, fue un día especial. Creo que el 14 pasado asumí de forma profunda una intención que intento plantar hace mucho tiempo: vivir en paz. Vivir en paz no es que no me rompan las bolas con nada, que nada me importe, no estresarme por nada. No. Lo empiezo a procesar como algo más profundo que me lleva a hacer lo que tengo que hacer para sentirme bien y que eso sea el motor para que todas las personas que quiero se sientan bien.
También es bueno saber que esas ideas que maduraron por mucho tiempo en mi, y que me esforcé porque maduraran, hoy comiencen a cristalizarse como realidades que van naciendo. Así otros propósitos de mejorar que parece que nunca se van a concretar vuelven a latir en una esperanza de que algún día se vuelvan parte de mi.
Rezar, trabajar, confiar. Ese es el camino que me enseñaron siguen los propósitos en nuestra vida, pero que nunca logré aprender del todo. Recién ahora creo tener una visión más certera, aunque aun largamente incompleta, de lo que me quisieron transmitir. Recién ahora empiezo a confiar en ese camino, aunque todavía me quedan muchas amarras que soltar.
La rigidez se quiebra. Es solo una pequeña fisura, pero más que suficiente para que mañana se abra un poco más. Los rezos ya están puestos, solo hay que seguir trabajando y confiar. Liberarse y confiar.
Espero poder contar otro capítulo de esta historia, apenas un poquito más libre que hoy, algún otro 14 de Mayo o algún otro día cualquiera, lo mismo da.
29.5.09
9.5.09
Locura: Muertes en el Metro
Anoche jugaron 25 y Nacional por el Metro en la cancha de Aguada. Menciono nombres que forman una mezcla explosiva que anoche reventó.
A Nacional lo siguen, a veces, gente de la barra del fútbol. Según parece, hay gente de la barra de Peñarol identificada y siguiendo a 25. Los problemas entre 25 y Aguada son evidentes para cualquiera medianamente cercano al basquetbol, desde las finales por el ascenso que, sinceramente, no recuedo exactamente cuándo fue, por más que haya ido a verlas.
Esta bomba le reventó en las manos a un pibe, jugador de las inferiores de Aguada, que salía de la cancha antes de empezar el partido y lo apuñalaron por llevar una camiseta de Aguada. 15 años tenía. No tenía nada que ver con nada.
Después de la locura, la locura. Gente de la barra de Aguada esperó a la gente de 25 para "vengar" (olvidar una estupidez haciendo otra estupidez) la agresión y otra vez lo mismo de siempre: corridas, pedreas, disturbios, balazos y otro pibe, de 17 años esta vez, muerto. Que decir ¿no? Me sumo a las palabras del presidente de Aguada en el sentido de que acá no es cuestión de que un supuesto hincha de 25 mató a uno de Aguada (y a un hermano de sus hermanos y a un hijo de sus padres y un amigo de sus amigos, como muy acertadamente comentó alguien en montevideo.com -perdón, no me acuerdo el nombre-); acá hay solo 2 cuadros el de los que van a los partidos armar quilombo y los que vamos a ver un partido. Tenemos que hacer todo lo posible para que gane el segundo, aunque a esta altura ya parezca demasiado tarde.
A Nacional lo siguen, a veces, gente de la barra del fútbol. Según parece, hay gente de la barra de Peñarol identificada y siguiendo a 25. Los problemas entre 25 y Aguada son evidentes para cualquiera medianamente cercano al basquetbol, desde las finales por el ascenso que, sinceramente, no recuedo exactamente cuándo fue, por más que haya ido a verlas.
Esta bomba le reventó en las manos a un pibe, jugador de las inferiores de Aguada, que salía de la cancha antes de empezar el partido y lo apuñalaron por llevar una camiseta de Aguada. 15 años tenía. No tenía nada que ver con nada.
Después de la locura, la locura. Gente de la barra de Aguada esperó a la gente de 25 para "vengar" (olvidar una estupidez haciendo otra estupidez) la agresión y otra vez lo mismo de siempre: corridas, pedreas, disturbios, balazos y otro pibe, de 17 años esta vez, muerto. Que decir ¿no? Me sumo a las palabras del presidente de Aguada en el sentido de que acá no es cuestión de que un supuesto hincha de 25 mató a uno de Aguada (y a un hermano de sus hermanos y a un hijo de sus padres y un amigo de sus amigos, como muy acertadamente comentó alguien en montevideo.com -perdón, no me acuerdo el nombre-); acá hay solo 2 cuadros el de los que van a los partidos armar quilombo y los que vamos a ver un partido. Tenemos que hacer todo lo posible para que gane el segundo, aunque a esta altura ya parezca demasiado tarde.
6.5.09
Tranquilo
Me remangué. Limpié bien la mesada y saqué los ingredientes. Empecé por la masa, para aprovechar después el rato que hay que dejarla reposar para hacer el relleno.
Respiré hondo antes de poner la harina en el bol y disfruté ese suspiro para pedir que toda la comida quedara bien y trajera salud para todos. Es interesante ese detalle olvidado de que en las antiguas culturas indígenas americanas los hombres y mujeres medicina, los encargados de bregar por la salud de toda la tribu, eran también los encargados de las comidas en los rituales. En ese instante profundo, lo volví a recordar.
Empecé con la masa pero sentí que me faltaba algo. Busqué un disco con MP3s en donde sabía que estaba lo que quería, y puse el gran I de Led Zeppelin. Cuando la batería destartalada (por no decir desafinada y que alguien con oído fino me corrija) de John Bonham inundó toda la casa, el momento se completó subitamente. Después del I vino el II, y después el III.
Las horas pasaron volando, desconectado de todo, solo la música y la pasta. Que bien hace desenchufarse por completo de vez en cuando.
Las chicas de mis amores volvieron para compartir los sorrentinos que esperaban calentitos ya. Así la mañana ahora no podía ser mejor: cocinar para las personas que amas y compartir con ellas las intenciones que pusistes en esa comida . Irrepetible. Como los buenos platos que nunca quedan igual de una preparación a otra. Como los buenos discos que nunca suenan igual de una "escuchada" a la otra.
Respiré hondo antes de poner la harina en el bol y disfruté ese suspiro para pedir que toda la comida quedara bien y trajera salud para todos. Es interesante ese detalle olvidado de que en las antiguas culturas indígenas americanas los hombres y mujeres medicina, los encargados de bregar por la salud de toda la tribu, eran también los encargados de las comidas en los rituales. En ese instante profundo, lo volví a recordar.
Empecé con la masa pero sentí que me faltaba algo. Busqué un disco con MP3s en donde sabía que estaba lo que quería, y puse el gran I de Led Zeppelin. Cuando la batería destartalada (por no decir desafinada y que alguien con oído fino me corrija) de John Bonham inundó toda la casa, el momento se completó subitamente. Después del I vino el II, y después el III.
Las horas pasaron volando, desconectado de todo, solo la música y la pasta. Que bien hace desenchufarse por completo de vez en cuando.
Las chicas de mis amores volvieron para compartir los sorrentinos que esperaban calentitos ya. Así la mañana ahora no podía ser mejor: cocinar para las personas que amas y compartir con ellas las intenciones que pusistes en esa comida . Irrepetible. Como los buenos platos que nunca quedan igual de una preparación a otra. Como los buenos discos que nunca suenan igual de una "escuchada" a la otra.
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